Con excepciones, el Barcelona supo ganar el año pasado –sumo dos títulos- y supo hacerlo con elegancia sólo ensuciada, si se quiere, por la mano abierta de Piqué el día del 5-0 al Madrid, un gesto que se podía haber ahorrado; un gesto, seguramente, comparable al de Raúl mandando callar al Camp Nou hace unos años. A Raúl el Camp Nou nunca se lo tuvo en cuenta, conscientes como eran los barcelonistas que aquel Madrid galáctico era mucho mejor equipo que el suyo, y Raúl un chaval muy majo...
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