José Mourinho, el entrenador del Madrid, reunió varias veces a su equipo antes del partido contra el Levante y, según los presentes en la expedición a Valencia, puso más énfasis en cómo tratar al árbitro que en cómo desactivar la defensa comandada por Ballesteros. Uno de los integrantes del vestuario recuerda que la primera orden fue que, en previsión de que los adversarios cortarían el juego con muchas faltas, había que presionar al árbitro en grupo pidiéndole la tarjeta amarilla para el infractor. La segunda consigna que subrayó Mourinho, según los testigos, fue la de "defender al compañero" que sufriera una falta...
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